A LA MUERTE DE UN AMIGO:
El 4 de mayo a las 14,30 falleció el TS/ Carlos Pascanan.
Con él se va un colega, un compañero de militancia y un amigo fiel.
Lo conocí en una reunión de la Federación de Trabajadores Sociales en Córdoba, la presidía Sela Sierra a quién conocía desde hacía años y con quién compartimos muchas reuniones de trabajo.
Carlos estaba acompañado de dos T.S. representando a la ciudad de Buenos Aires.
Al finalizar la reunión del primer día nos reunimos a conversar: nos habíamos dado cuenta que ambos compartíamos similares propuestas y proyectos. Allí comenzó una relación que se afianzó con el tiempo.
Tratamos de impulsar la creación de un sindicato de T.S. ya que ambos sentíamos nuestra pertenencia a la clase trabajadora.Pero nos encontramos casi “literalmente” con una pared infranqueable.
Los representantes de las distintas organizaciones se sentían “profesionales” y apuntaban hacia la así llamada “jerarquización de la profesión”.Tod@s quería un Colegio Profesional imitando a los médicos, abogados, etc.
Frente a esto nos vimos obligados a ceder posiciones: así es la democracia.
A propuesta de Carlos en la Asamblea realizada meses después toma la presidencia de Federación el compañero Emilio Ortiz, correspondiendo a Mendoza la Tesorería.
Al muy poco tiempo lo eligen a Carlos como Revisor de Cuentas en lo que fuera el CELATS; una organización con sede en Perú subvencionada por la Fundación ConradAdenahuer de Alemania.
Allí Carlos se encontró con que el Consejo Directivo de esa organización al servicio del desarrollo del Trabajo Social Latinoamericano, estaba integrada por un grupo de T.S. de Brasil, Colombia y otros países, con posibilidad de tener “valija diplomática” a nivel de una embajada y ganando sueldos pagados en dólares que rondaban entre los 7 y 10.000,-U$S,
a pesar que todos los integrantes de esta directiva se consideraban comprometidos militantes marxistas al servicio de las clases populares.
Frente a esta situación Carlos inicia una formal y fuerte protesta encaminada a que se rebajaran los sueldos, logrando que se destinen mayores recursos al otorgamiento de becas para los T.S. de los distintos países, como así a realizar las ediciones de libros necesarias.
Cumplido el tiempo de los mandatos, me eligenpara ocupar la presidencia de la Federación y, en esa condición, comenzamos una intensa labor con Carlos tratando de introducir a las distintas asociaciones y colegios del país en el llamado “Consejo de Bienestar Social”.
Este Consejo integraba los organismos de Naciones Unidas y podía conseguir recursos que se destinarían a esas colegiaciones de nuestro país.
A pesar de la colaboración del representante Latinoamericano de ese “Consejo” no logramos penetrar ya que lo tenían muy bien “atado” un pequeñísimo grupo de Asistentes Sociales de la vieja guardia que solo se representaban a sí mismas y a las dos o tres organizaciones: ALPI, CORDIC y alguna otra similar; quienes utilizaban los recursos conseguidos para viajar por el mundo.
Así legamos al Congreso Mundial de Bienestar Social que se realizó en Berlin, donde Carlos trabajó arduamente para que las representantes argentinas abrieran las puertas a la Federación que nucleaba a cerca de 20.00 T.S., siendo que el Consejo Argentino sólo representaba a 7 u 8 Asistentes Sociales.
El representante de las Naciones Unidas no tuvo el coraje de sacarles la representación de nuestro país.
Poco antes del encuentro en Berlín estuvimos con Emilio Ortiz representando a la Argentina en el Congreso Mundial de Trabajadores Sociales.
Allí obtuvimos dos logros importantes: uno fue traer el próximo Congreso Mundial por primera vez a la Argentina y a un país del tercer mundo; el otro fue designar a Carlos Pascanan como presidente para América Latina de la Federación Mundial.
En todo momento Carlos trató de conseguir recursos para las organizaciones que nuclean a los T.S. y no para hacer turismo por el mundo, como suele suceder.
Simultáneamente no dejó de trabajar en la profesión y en la organización que nuclea a los T.S. de la ciudad de Buenos Aires, como fue el impulsar el reconocimiento legal de la profesión y sus organizaciones.
En los últimos tiempos estuvo muy preocupado en que se consignara por escrito la historia de la Federación para que los jóvenes que ahora egresan puedan conocer lo realizado y apuntalar su identidad profesional.
Seguramente se me escapan muchos detalles que no logré conocer de este colega, compañero y amigo que ahora nos deja con un espacio vacío imposible de llenar.
TS/Luis Fernandez