Nuevamente nos autoconvocamos como colectivo profesional para interpelarnos e interpelar a los responsables de una entramado que aún hoy no permite se logre la coherencia entre la consigna “ni una menos” y la realidad. Cabe preguntarse: ¿cómo responder a la lucha por restituir derechos, alcanzar la mayor justicia distributiva, reducir condiciones de exclusión de desde la vida cotidiana, desde la prácticas sociales, desde los límites a las corporaciones, frente a un mundo donde están positivizados los derechos, pero donde existen grandes dificultades para acceder a ellos en condiciones de igualdad?
En este sentido podemos tomar la definición de violencia hecha por las colegas. Especialistas Daniela Puebla y Silvia Mabres, quienes expresan: se entiende a la “violencia” como aquel fenómeno que se expresa no reconociendo la existencia del otro, negándole su posibilidad de compartir, de co-existir, de convivir y de disentir, otro que aunque diferente de mí, le debería reconocer como alguien diferente, con una singularidad y una particularidad. Por eso la violencia está vinculada siempre a una situación de poder y en una relación de bi-direccionalidad: siempre hay una reacción frente a algo que amenaza o pone en tela de juicio el poder (Puebla, MD Y Mabre, SA: 2013). La violencia en tanto negadora de “otro”, implica discriminación, autoritarismo, represión, en tanto niega la palabra, la posibilidad de disentir y de expresarse; niega la posibilidad de lo diferente, no admite verdades sino sólo admite la verdad; no admite pluralismos ni la convivencia de múltiples culturas. Por eso la exclusión social, al negar la posibilidad de la “inscripción como sujeto social”, como “ciudadano” (portador de derechos y obligaciones) es violencia en tanto deja afuera a vastos sectores de los beneficios de la sociedad y les niega posibilidades de realización y de ejercer una ciudadanía plena (Puebla, MD Y Mabres, SA: 2013).
Podemos pensar entonces que la forma en cómo parte de condiciones estructurales e históricas de dominación se establecen sobre las mujeres víctimas de violencia pueden ser analizadas a través de las distintas instituciones que dejan un sello y de las cuales también forma parte el colectivo Profesional. Las instituciones conforman de manera creciente organizaciones de la sociedad civil y sector privado acompañadas por el discurso tergiversado, intentando ocultar las relaciones de dominio. Deberemos estar alertas sobre aquellos conceptos que se manejan en el abordaje de la violencia de género ya que suelen distorsionarse para producir una aparente imparcialidad o neutralidad. La ideología se expresará entonces a través de las políticas sociales y prácticas sociales que sostienen el discurso de “ni una menos”, sin posibilidad de Operar. Por lo tanto es necesario interrogarnos desde nuestro compromiso con este conflicto, cuales son los dispositivos que pueden llevar a terminar actuando involuntariamente bajo las coordenadas ideológicas reproductoras de sometimiento y desigualdad de género.
Secretaría de Supervisión
Comisión Directiva
Participación de Representantes del Colegio en la convocatoria